[...] Con la espada de Damocles sobre nuestras cabezas cada vez más cerca, sobrevivimos como podemos o más bien como nos dejan. Cada día vemos caer a publicaciones amigas ante el mantra de “el papel ha muerto”, que de tanto repetirlo puede que se esté haciendo realidad. Compañeros con un trabajo hasta ahora estable en una redacción se han convertido en freelance, y los que trabajaban por cuenta propia cada vez tienen menos colaboraciones y peor pagadas. Los que sobreviven en algún medio deben enfrentarse a condiciones precarias con el despido a la vuelta de la esquina. Por no hablar de la tiranía del contenido web, de los clicks y de la difícil balanza entre la información de calidad y la ley del mercado, algo que David Jiménez describía brillantemente en su artículo Sexyperiodismo. [...]
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